Con permiso de la autoridad y si el tiempo no lo impide, nuestra lumbrera de Economía, Luis de Guindos, se dispone a optar a la vicepresidencia del BCE, uno de esos cargos a la altura de quien no ahorró desvelos para que saliéramos de la crisis ligeros de equipaje. O con lo puesto, según se mire. Antes incluso de ser nombrado, al ministro ya han empezado a echarle de menos algunos banqueros, lo que da una idea del fervor popular que este hombre despierta a su paso y el enorme vacío que dejará con su marcha.
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