“Los datos son escalofriantes y confirman la tendencia: las granjas de menor capacidad están condenadas a la extinción y las grandes o muy grandes... son las únicas que crecen...” en la ganadería del porcino, explica L Ferreirim, responsable de Agricultura de Greenpeace. Los datos a los que se refiere son los que expone el Ministerio de Agricultura que exponen de manera gráfica cómo el proceso de industrialización del ramo está llevándose por delante el tradicional modelo de explotaciones familiares.
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