El próximo sábado, Joaquín Ferrándiz, el hombre que asesinó a cinco mujeres en Castellón entre 1995 y 1996, será libre. Ha saldado la deuda que le reclamó la Justicia en cumplimiento de las condiciones que establecen el Código Penal y el sistema penal y penitenciario de este país. Un hecho objetivo y con pocos matices. Tras imponerle la pena que se consideró más acorde a lo que establece la ley para la gravedad de sus crímenes, se le debe reconocer el derecho de reinserción en la sociedad y así será.
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