En este lunes que Felipe VI, se abraza a su homólogo marroquí cabe recordar que ese saludo vuelve a enterrar bajo la arena del desierto más olvidado a una población entera: la saharaui. El día que fue proclamado rey, abogó por una monarquía “íntegra y transparente”. Un buen ejercicio de transparencia sería hacer públicas las decisiones tomadas por su antecesor en reuniones con los homólogos marroquíes. El régimen marroquí condena también a su propia población, a la que priva, de sus más elementales derechos y de un sistema democrático.
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