El “do what you love” (“el mantra oficial de nuestra era”) no conduce a la salvación, sino a la devaluación del trabajo, incluyendo aquel que pretende elevar. El discurso sobre la realización personal como tabla de salvación ante las amarguras del mercado laboral no es el único que ha provocado esa autoexplotación por la cual nos justificamos a nosotros mismos. Hay otra poderosa razón, mucho más pragmática: el mercado laboral es tan competitivo que explotarse a uno mismo es la única manera de mejorar la empleabilidad.
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