El menor ingresó el lunes en la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos tras las lesiones irreversibles que sufrió por la falta de oxígeno en su cerebro debido a la obstrucción de sus vías aéreas. El trágico suceso tuvo lugar sobre las cuatro de la tarde del lunes poco antes de que la madre del pequeño acudiera a la guardería para recogerlo. Una de las cuidadoras que trató de reanimar al niño declaró a la Policía que estaba «contento y bien» cuando se metió en la boca el último trozo de la merienda.
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