La ralentización en el ritmo de creación de puestos de trabajo pasa ya factura de una forma relevante a las cuentas públicas. En 2019, el gasto en prestaciones por desempleo en sus distintas modalidades (sistema contributivo, subsidio o renta activa de inserción) creció un 9%, hasta los 19.018 millones de euros. Se trata de la segunda partida de mayor cuantía de los Presupuestos a cargo de la Administración del Estado, tras las pensiones, lo que da idea de su importancia económica.
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