Tiene 23 años, es de Barcelona y aprobó la carrera de violín, primero en casa y luego en silla de ruedas por su Síndrome de Fatiga Crónica, con sobresalientes. Ahora estudia en EEUU, con una beca de excelencia, para ser directora de orquesta: "Tienes que mostrar autoridad y siendo chica y en silla de ruedas, cuesta el doble". El conservatorio no estaba adaptado. Su familia batalló la accesibilidad de las pruebas para entrar y cambió la normativa pero "la mentalidad no ha cambiado"
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