Actualidad y sociedad
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Estuvimos horas pidiendo insulina desde la celda y nadie hizo caso

A un detenido que se quejaba mucho, diciendo que tenía derechos, le apretaron las esposas hasta que las manos se le pusieron moradas. Siguió quejándose y un policía llegó y le dijo "¿Así te gusta más?" y se las apretó más aún. Y ahí empezamos todos a gritar para que se las aflojaran y llamando al Samur, porque sabíamos que estaban en la sala de al lado. Vinieron los de Samur y le aflojaron los grilletes. Yo vi sus manos pasar de color amarillo a morado.

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