Ramón Lorenzo tenía 81 años y volvía a casa de la farmacia para cuidar a su mujer con alzheimer. Un hombre frenó en seco y casi le atropella en el paso de peatones. Al increparle, este se bajó del vehículo, le pegó un puñetazo y se dio a la fuga. Nadie pudo hacer nada por Ramón, un hombre querido en el barrio.
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