Nadie en Pontevedra escuchó jamás a Mariano Rajoy en sus cuatro décadas de actividad política hablar de ENCE.. Y de repente, cuando ya estábamos convencidos de que el tema le importaba un carallo, lo que ya era grave, nos demostró que sí que le interesaba. Tanto que, ante la perspectiva de abandonar la presidencia, acordó prestar un primer y último servicio a su ciudad: dejarnos ahí la fábrica, y no durante diez o quince años. Un pontevedrés que esté hoy por la veintena tendrá ochenta años en 2076...
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