Las estadísticas en realidad nunca mienten: “mienten”, o engañan, o confunden, las palabras que acompañan a las estadísticas, que explican (o no lo hacen) a qué se refieren las cifras que se están manejando. Encontrar un número que parece que responde a nuestra pregunta puede ser fácil. Comprenderlo bien, entender hasta qué punto lo hace y explicarlo adecuadamente requiere un esfuerzo adicional, si bien imprescindible para poder comprender, explicar y debatir sobre los asuntos de interés público.
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