Ser vegano no solo implica rechazar ciertos alimentos en el plato. Su compromiso ético también involucra la ropa y la cosmética. Si ya es un compromiso complicado para aquellos que viven en entornos urbanos con infinidad de recursos a su alcance, lo es todavía más para los que lo hacen en zonas alejadas de las grandes ciudades. Pero ser vegano a menudo solo es fácil en casa. Surgen obstáculos en colegios, en hospitales y, a pesar de lo que dice la ley, en cárceles.
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