Un pareja estaba caminando por la playa en Blackpool (este de Inglaterra), cuando vieron que algo se movía en las ondas: una pequeña foca varada. Los dos, con una toalla, se las arreglaron para capturar y pidió la intervención de los voluntarios de la Sociedad Protectora de Animales, el organismo que se ocupa de la protección de los animales que la ha cuidado para ser capaz de ponerla de nuevo en libertad.
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