Desconcierto. Perplejidad. Nadie tiene certidumbres. Los empresarios admiten unas buenas dosis de riesgo en sus propios proyectos, y son conscientes de que la crisis económica ha cambiado actitudes y situaciones vitales. Pero esperan, como mínimo, un buen diagnóstico por parte de los responsables políticos, y algún paquete de medidas, que pueden ser atrevidas, pero que reclaman que sean posibilistas.
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