A este paso el rey emérito se va a pasar más tiempo buscando facturas que en los lujosos jacuzzis y termas de Abu Dabi. Debe ser un fastidio vivir en el mundo de las mil y una noches, de las delicias orientales y los oasis ardientes con todos los placeres a tiro, y tener que andar preocupado cada día por la matraca del dinero, los titulares de prensa, los tediosos inspectores de Hacienda que no le dejan en paz a uno y los malditos recibos y extractos bancarios que no aparecen por ningún lado después de cuarenta años de safaris, viajes y correrí
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