España tiene un problema. Bueno, a ver, tiene muchos, pero hoy me quiero centrar en uno: la excesiva duración de las causas judiciales. Los procesos se alargan y se alargan y se alargan y se alargan hasta el infinito. Si nos referimos solo a los procedimientos penales (es decir, a los que enjuician delitos), el principal cuello de botella es la instrucción, que es el nombre técnico para llamar a la investigación. Es aquí donde las cosas se atascan, porque los Juzgados de Instrucción están colapsados: cada juez tiene que investigar decenas
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