La ejemplaridad no se sustancia yéndose de vacaciones y haciéndose fotos con las niñas como si aquí no hubiera pasado nada. No se sostiene en el silencio, no se manifiesta en oscuras operaciones de Estado ni puede fabricarse con campañas de propaganda de la prensa adicta. Es una obligación que figura en el contrato y cuyo incumplimiento es causa de despido procedente.
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