Una mujer llega a su casa, se pone cómoda, se queda en ropa interior en su salón y ve la tele en compañía de su hijo pequeño. Una escena doméstica sin mayor trascendencia que se convirtió, sin saberlo las víctimas, en material difundido en un grupo de Telegram con 237 miembros. No solo eso: las relaciones sexuales de una pareja en su dormitorio también acabaron como contenido del mismo chat. La causa: todas estas personas tenían en sus viviendas alarmas instaladas por la misma empresa de seguridad.
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