Francis Kashamba trabajó meses durante 14 horas diarias por diez euros y Lamine Sarr sobrevive como vendedor ambulante. Sus vidas son dormir, comer, esperar y rezar. "me siento engañado", asegura. "Me dijeron que Europa era el paraíso. Pero la vida real en España, por lo que he visto en estos siete meses, no es buena, no es buena en absoluto".
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