La deuda pública española permanece desde hace seis años en valores máximos, en torno al 100 % del PIB, a pesar del crecimiento económico experimentado en este periodo y de que hogares y empresas sí han conseguido desapalancarse. ¿Por qué? El factor clave es la persistencia del déficit público, que se disparó durante la crisis y que todavía no ha logrado reconducirse: mientras los gastos superen a los ingresos, la deuda en términos nominales seguirá creciendo y solo se reducirá en términos de PIB si crece menos de lo que lo hace la economía.
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