Al acabar, uno gritó para que le oyera toda la clase: “¡Ya hay Gobierno!”. Lo acababa de ver en el móvil. Todos se quedaron sorprendidos. Algunos se reían. Otros no se lo creían. El profesor decidió abrir un debate. Comenzaron las discusiones y enseguida surgió también la sospecha: lo hacen porque saben que no va a salir, y así al menos esta vez quedan bien. Al final muchos estaban enfadados: “Seis meses y unas elecciones perdidas, y ahora lo arreglan en 48 horas”. Qué difícil es ser de izquierdas.
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