La corrupción emérita es la puntilla que funciona como augur de un nuevo advenimiento republicano. El tiempo en el que se concrete es la única duda que pueda existir. La desvergüenza adornada de impunidad y golferío que de forma soberbia se exhibe en grandes palacios de dictaduras árabes es la confirmación cierta de la distancia del monarca con su pueblo.
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