Primer whatsapp. “Luis Pineda a la cárcel!!!!!”. Segundo whatsapp. Un icono de cara de alivio. Tercer whatsapp. Otro interlocutor. Icono de aplauso. “Nos libramos del demonio (de nuevo otro icono)”. Nunca la banca había celebrado tanto una detención. Eso sí, en silencio. Sin declaraciones públicas.
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