Ha pasado una semana desde que La Directa destapó al policía infiltrado que usó sexual y afectivamente a varias mujeres para obtener información sobre movimientos sociales. El asunto ha puesto muchas cartas sobre la mesa, y creo que merece una nueva vuelta para analizar algunas de las derivadas que se han dado al respecto. Porque más allá de las dudas sobre la legalidad o la proporcionalidad de la actuación policial y del premio de Interior regalando un puesto en una embajada al agente, leer y escuchar determinados comentarios y justificaciones
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