La rutina. Nos pasamos la vida denostándola, buscando maneras de romper con ella, de evadirnos, de dejarla atrás... y de repente es lo que más añoramos. La DANA del pasado 29 de octubre se la arrebató a decenas de municipios a los que ya les cuesta recordar cómo era la vida antes del fango. Ahora la normalidad es ponerse unas botas de agua, sacar fango de algún lugar, hablar con el seguro o el consorcio y buscar algún punto de reparto de alimentos, ropa o productos de higiene. El bucle infinito.
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