Por desgracia, se fijó en ella muy pronto. Poco después de llegar a la Jefatura de Policía Local de Vigo, Carolina (nombre ficticio) empezó a soportar sus comentarios. Al principio, sibilino, los lanzaba en privado. Con el tiempo empezó a soltarlos delante de más compañeros o durante las reuniones previas al comienzo del servicio. Muchos días, durante cuatro años, Carolina tuvo que escuchar y soportar el sexismo latente en las palabras de su superior. El agente era el inspector Torres.
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