Las zonas adyacentes a los Llanos de Aridane fueron desdeñadas como paisaje urbano-rural, con una notoria, y cómoda, falta de prudencia y de previsión y han confluido en esta tragedia de desplazados que no saben adónde ir porque todo está ocupado por las lavas moviéndose hacia el mar. Con los datos geológicos ciertos en la mano y una previsión de futuro clara, conviene no repetir errores.
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