Frito-Lay, la filial de PepsiCo que comercializa los icónicos snacks, ha decidido poner una gigantesca estatua de cinco metros en la pequeña localidad canadiense de Cheadle. ¿El motivo? el polvo naranja que se te queda pegado a los dedos cuando comes Cheetos se llama Cheetle, que pronunciado en inglés suena como Cheadle. Así que, qué mejor que una estatua de un ganchito gigante para aprovechar este gracioso juego de palabras.
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