Durante los últimos años la manera de los gobiernos de "abordar" el problema ha sido desastrosa para las mujeres. Algunas abolicionistas lo llaman penalizar a los clientes, otros incluso pueden reconocer que se trata de expulsar a las prostitutas de los espacios públicos. Los efectos de las ordenanzas municipales y de la Ley Mordaza han sido los mismos: volver la actividad de estas mujeres más insegura, más clandestina. Los efectos contraproducentes de las políticas abolicionistas son siempre más pobreza y más inseguridad para las mujeres.
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