Shanghái sigue los pasos de Pekín y ha establecido un tope de población que acarreará demoliciones forzosas y la expulsión de millones de emigrantes"El Gobierno no quiere pobres", denuncia Han, una anciana que se niega a abandonar el edificio en el que ha vivido toda su vidaLas expropiaciones forzosas son un eslabón más de la discriminación histórica que sufre la población rural en las ciudades chinas.
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