En España, Manuel, un conductor de autobús de 46 años se encontraba transportando a ocho niños con discapacidad, la mayoría con movilidad reducida, cuando sufrió un infarto fulminante que terminó con su vida. A pesar de estar al borde de la muerte, el chofer logró salir de la vía de forma controlada y tranquila, lo que evitó que los niños a bordo sufrieran lesiones. Solo dos de ellos, resultados con heridas leves, algunos cortes y contusiones menores.
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