Elijah Johnson no lo sabe todavía, pero tiene suerte de estar vivo. Si hubiera sido unos pocos centímetros más alto, o si la bala que fatalmente alcanzó a su madre en la cabeza, en ese callejón de West Side, hubiese trazado un vuelo un poco más bajo, Elijah podría no estar aquí para celebrar su quinto cumpleaños esta semana. En lo que va de año en Chicago 16 niños menores de 12 años han sido alcanzados por balas perdidas, cuatro de ellos murieron.
|
etiquetas: chicago , violencia , niños