Con doce días de torturas sistemáticas en el cuerpo, pero la "dignidad intacta". Así abandonó en 1971 José María Galante, alias 'Chato', la siniestra Dirección General de Seguridad, sede de la Brigada Político Social en Madrid, como se llamaba entonces a la policía política del franquismo. Salió rumbo a la cárcel de Carabanchel acusado de asociación ilícita, propaganda ilegal e insultos a las fuerzas de orden público. No podia sentarse por los golpes en glúteos y genitales, orinaba sangre y casi no podía andar del dolor en los pies.
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