Arden miles de hectáreas de bosque, muchas en zonas de reservas protegidas, que arden a causa de los incendios forestales sin control y, en varios casos, provocados por la mano del hombre para actividades extractivas. En lo que va de 2024, entre el 1 de enero y el 9 de abril, los siniestros han tenido “aumentos significativos” en comparación con el mismo periodo del año pasado. Nicaragua es el caso más grave con 289.709 hectáreas quemadas, el número más alto en la región.
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Arrasan la tierra buscando provecho sin importarles las vidas de tantos animales que morirán en los incendios.