Catar paga unos ocho dólares a trabajadores extranjeros para hacerse pasar por hinchas en los estadios durante eventos deportivos. Aplauden, hacen la ola y hasta se visten como cataríes. En Catar, país que se vende como apasionado al deporte, los gobernantes pagan a los migrantes para que se hagan pasar por aficionados al fútbol, voleibol o balonmano y llenar los estadios, según reveló una investigación de la agencia de noticias Associated Press (AP)
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