Las inusualmente elevadas temperaturas de los últimos inviernos, con registros de más de 23 grados en buena parte del país en enero, a las que se suman unos inicios de verano más suaves de lo habitual, están comenzando a tener reflejo en el recibo de la luz: la demanda de electricidad ha bajado por motivos meteorológicos en uno de cada tres meses en los últimos tres años.
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