Trabajar de butanero en estado de alarma permite recopilar anécdotas por toda la geografía española como la del repartidor granadino que entrega con la bombona una mascarilla confeccionada por su madre o el de Zamora al que le dejan el dinero a la puerta de casa en un sobre por el miedo al coronavirus. La suya es una de las profesiones al alza en tiempos de la COVID-19, de esas que están siempre ahí pero no se valoran hasta que se dan situaciones como la actual.
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