Las históricas baterías antiaéreas situadas en el Turó de la Rovira del barrio barcelonés del Carmelo se han convertido en el escenario favorito de los incívicos. Allí se dan cita ahora jóvenes que practican botellón, vendedores ambulantes de bebidas frescas y turistas que no siempre respetan las medidas de seguridad de la zona.
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