La Bolsa española vive uno de los peores inicios de año de su historia. Este desplome bursátil tiene un efecto colateral positivo: ha disparado la rentabilidad por dividendo de un tercio de los valores del índice por encima del 5%. Aun así, los expertos aconsejan ser muy cuidadosos con estas retribuciones, que no siempre son tan atractivas o sostenibles como parece a simple vista.
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