La amenaza cada vez más real de sorpasso de Vox y el miedo a no pasar del 5% de los votos enciende todas las alarmas en la sede de Génova y Casado moviliza al PP en la recta final de la campaña de las catalanas para tratar de dar la vuelta a las encuestas. El líder del partido abona la idea de que si el domingo tienen un mal resultado será culpa de la herencia que le dejó Rajoy en Cataluña, de sus subidas de impuestos y de la corrupción
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