La autopsia realizada al cadáver de la pequeña Olivia reveló el triple de fármacos de una dosis que ya habría resultado letal para sus 20 kilos de peso. En el cuerpo de la niña fueron detectadas «grandes cantidades» de lorazepan -una fármaco sedante y ansiolítico- y también, en una dosis menor, pero también mortal, dexketoprofeno trometamol, comercializado bajo el nombre de Enantyum y que se utiliza para el dolor agudo.
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