Europa estaba muerta antes de las elecciones de ayer, y ahora lo está más. El avance del fascismo es cada vez mayor, y no solo en Occidente (el caso de Milei es paradigmático) y la desorganización y el individualismo campan a sus anchas. Asistimos a una crisis sistémica del capitalismo y solo puede recurrir al fascismo para intentar mantener el chiringuito.
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