En América Latina mueren aproximadamente cuatro ecologistas por semana, y México es uno de los países que más ha contribuido a esa cifra; junto con Brasil, Colombia y Perú, se ha convertido en el escenario perfecto para el asesinato y la impunidad. Según el informe de Global Witness ¿A qué precio?, el 2017 fue el año más violento para los defensores de la tierra y el medioambiente, siendo la agroindustria el sector más vinculado a los asesinatos. En México, los homicidios aumentaron drásticamente de tres a 15 (400%) y en Perú, de dos a ocho
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