Esta semana se sienta en el banquillo de la Audiencia Provincial de León el empresario acusado de este delito ecológico, Victorino Alonso, recientemente condenado por la Audiencia Provincial de Huesca por destrozar un yacimiento neolítico, y para quien la Fiscalía pide ahora ocho años de cárcel. En este delito ecológico confluye toda la podredumbre de la que ha sido capaz la sociedad española, leonesa y berciana en las últimas tres décadas de minería salvaje.
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