Ese “habla con Isa, yo no quiero saber nada”, con el que Aguirre solía despachar a todo aquel que le pedía ayuda del Gobierno Regional, dice mucho de la personalidad de la que durante tres legislaturas fue presidenta de la Comunidad de Madrid: siempre se escondió detrás de sus lugartenientes, fuera la propia Gallego, Francisco Granados o Ignacio González.
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