Por su aspecto, nadie hubiese dicho que el hombre en silla de ruedas que el pasado 28 de abril se dejó ver en el madrileño parque del Retiro fuese un criminal sin escrúpulos. Pero lo era. Se trataba, en realidad, de un capo frío como el hielo al que no le temblaba la mano a la hora de ordenar un asesinato. El Inválido tenía, de hecho, una circular roja de Interpol, una orden de busca judicial que sólo se emite contra personas de alta peligrosidad y cuya detención es prioritaria.
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