Incentivados por la promoción 78 –que estudió en el predio de Avenida del Libertador mientras allí funcionaba el campo de concentración más emblemático de la última dictadura–, militares retirados y nostálgicos de los años en que las botas pisaban todo lo que se interponía en su camino ingresaron al espacio de memoria para celebrar el Día de la Armada. La conmemoración –que incluyó cantos a grito pelado y retratos junto al avión de los vuelos de la muerte
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