La existencia de la OTAN debe justificarse periódicamente porque, una vez desintegrada la URSS y (auto) disuelto el Pacto de Varsovia, su existencia carece de sentido; ese déficit de legitimidad la persigue desde hace muchos años. Su reciente historia se puede definir por la búsqueda imperiosamente de un enemigo; ahora lo tiene, China, añadida a la vieja Rusia. No hace falta ser especialmente perspicaz para entender que la OTAN sirve para controlar políticamente a Europa e impedir, entre otras cosas, una alianza con Rusia.
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