Marina, la hija de David Blánquez, tenía dos años cuando tuvo su primera crisis epiléptica. Ingeniero informático de profesión, Blánquez comenzó a dedicar las noches y los fines de semana a buscar una solución para mejorar la calidad de vida de su hija. Sus amigos Salva Gutiérrez y Xavier Raurich le ayudaron desde el primer momento. En el 2014, ya con un mínimo producto viable, los tres amigos constituyeron MJN neuroserveis para dedicarse plenamente a este proyecto.
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